Archivos del mes: 28 agosto 2011

El lugar de los veranos de tu niñez

Henarejos (Cuenca)

Se termina agosto y con él, las vacaciones. Incluso, para las personas que han trabajado todo el tiempo, también ha habido verano. Como siempre, me gusta leer los acontecimientos a través de los espacios residenciales (casas, hoteles, albergues, cabañas…) y, a una escala mayor, a través del urbanismo o paisajismo.

Empezaremos por el contexto más amplio, ¿dónde has ido este verano? Si no has tenido vacaciones, contesta también. Seguro que has estado un día en la playa, o has pasado algún fin de semana en alguna parte. Yo empecé agosto con dos días en un campamento, a pocos kilómetros del pantano de Benagéber, inmersos en plena naturaleza, con los juniors de Vilamarxant. ¿Has estado tú, quizá, en la montaña? Es un entorno incomparable. Te envuelve, te purifica y te hace olvidar todo lo que hay más allá. Fue perfecto. Lo único que sentí fue no haber podido ir en julio Enguera, al campamento deportivo de mi amigo Emilio. El año que viene no faltaremos. Y ahora dime, amigo lector, ¿ibas de pequeño a algún campamento de verano? ¿Boys scouts, juniors, deportivos…? Todos ellos educativos, fomentando los valores, aprendiendo a convivir, a compartir, derrochando afectividad. ¿Y fuiste alguna vez como monitor? Voy a ir haciéndote algunas preguntas sobre lo que hacías en tu niñez, pero no nos pongamos melancólicos, más bien recordemos con dulzura lo que vivíamos aquellos días de verano, es más, dónde ocurría.

Después pasé casi dos semanas en Henarejos, el pueblecito de Cuenca en el que viví hasta los diez años. Los pueblos del interior: casi todos tenemos uno. Y si no es nuestro, pues de nuestros padres y si no, pues de alguno de nuestros abuelos. ¡Qué encanto tan particular! Significan descanso, significan tranquilidad, significan fiestas populares. Mi madre nos cuenta las aventuras que vivía cuando venía con su familia desde Francia a pasar el verano al pueblo de su abuela, a San Martín de Boniches. A este municipio también me siento muy vinculada. Pasaba allí dos semanas de agosto durante mi adolescencia. Continué yendo hasta que vendieron la casa de mi abuela. Ahora sólo voy de visita. En aquella casa vieja, de más de tres cientos años, convivíamos más de veinte personas, venían mis primos, mis tíos, mis abuelos… estaba abarrotada de gente. Y no sé muy bien como nos organizábamos, eso sí, tengo estupendos recuerdos de aquellas vacaciones. Y este año, ¿has ido al pueblo? ¿A descansar, a las fiestas? ¿Has estado en alguna casa con historia?

Siguiendo con mis vacaciones, también pasé un fin de semana en Denia, con amigos de Desata TU Potencial, mi asociación. Cuando lo planificábamos, mi amiga Noelia me decía que si no pasaba unos días en la playa no parecía verano. Para ti, ¿qué lugar significa verano? ¿La playa? Yo no me imagino un verano sin ir a mi pueblo, a Henarejos. ¿Sin qué no te imaginas tú el verano? ¿Dónde ibas cuando eras pequeño? ¿Estabas cerca del mar? ¿Un chalet en la montaña? Piensa en esos lugares, lo más probable es que vengan a tu mente las aventuras de tu niñez, las compañías, los amigos. Cuando uno es adolescente vive la amistad de una forma especial. ¿Qué lugares compartías con tu pandilla del verano? Esa que te reencontrabas en vacaciones, ¿dónde era?

¿En qué lugar y en qué casa? Porque quizá pasabas las vacaciones en la casa de tus abuelos. Como mi amiga Lorena, que nos invitó a pasar dos días en Calpe, en el chalet que había sido de sus abuelos. Nada más llegar notamos lo que transmitía aquella casa: paz, armonía, era como si tuviera alma. Lorena nos contó la historia del chalet y lo que significaba para ella y para sus hermanos. Y efectivamente, se podía sentir la solera de su historia. ¿Este año has estado en alguna casa con historia? ¿Y de pequeño, veraneabas en algún hogar especial? ¿El apartamento de la playa, la casa de los abuelos? Pues conecta con las emociones positivas de este recuerdo y tráetelas al presente. Cuando yo hago esto, no puedo evitar sonreír.